L’Ombra | The Shadow Paper i marbre / Paper and marble. 2018
Uno de los factores psíquicos inconscientes que el yo no puede controlar es la «sombra». De hecho, por lo general el yo ni siquiera se percata de que proyecta una «sombra». Jung utilizó el término «sombra» para designar una realidad psicológica bastante fácil de captar a nivel de imagen, pero mucho más difícil de tratar a nivel práctico y teórico. Su intención fue poner de manifiesto la flagrante inconsciencia que se evidencia en la mayoría de las personas. Sin embargo, al referirse a la «sombra», en lugar de verla como una cosa, conviene más pensar en términos de características o rasgos psicológicos que están «en la sombra» (es decir, ocultos, a nuestras espaldas, en la oscuridad) o que son «sombríos». Todas aquellas partes de la personalidad que normalmente conformarían el yo, de estar integradas, pero que han sido suprimidas debido a una disonancia bien sea cognitiva o emocional, tienden a caer «en la sombra». Los contenidos específicos de la sombra pueden cambiar según las actitudes del yo y su grado de defensa. Por lo general, la sombra tiene una cualidad inmoral o al menos despreciable, que contiene las características de la naturaleza de un individuo que son contrarias a las costumbres y convenciones morales de la sociedad. La sombra es el lado inconsciente de las operaciones del yo en cuanto a intención, voluntad y defensa. Es el otro lado del yo por así decir. Todo yo tiene su sombra. Esto es algo inevitable. Al adaptarse al mundo y lidiar con él, el yo inadvertidamente hace uso de la sombra para realizar aquellas operaciones deshonrosas e imposibles de llevar a cabo sin caer en un conflicto moral.