EL GRAN FELÍ (Big cat)

Paper. 2016

El rugido de regia y depredadora magnificencia es lo que convierte en “grandes felinos” al león, el tigre, el leopardo y el jaguar. Acechadores furtivos artistas de la emboscada, despachan su presa de un solo salto y la muerden en el cuello o, si es grande, la abaten bajo la poderosa fuerza de sus ondulantes músculos. Su prestigio no procede de la velocidad sino de la fuerza y la ágil elegancia, lujuriosa sensualidad y suntuoso pelaje. Transmiten gracia protectora y noble autoridad, y lo han inspirado todo, desde las sociedades de guerreros y la magia chamánica hasta una de nuestras imágenes de la divinidad majestuosa más antigua e imponentes.

(…) Los más sociables de los grandes felinos son los leones, dignatarios reales que residen en la sabana y viajan en manada. Sus mantos leonados y la exuberante melena del macho, que rodea su cabeza como el radiante nimbo del Sol, su fiera vigilancia del territorio, que efectúan patrullando, su orgullo y la destreza de la hembra como cazadora y madre relacionan a los leones con el esplendor solar dorado, la supervivencia heroica y la magnanimidad, así como con la compasión del salvador y el soberano, parecidas a la del sol.

Dibujados por los artistas rupestres hace ya treinta dos mil años en la cueva de Chauvet, en el sur de Francia, las manadas de los leones de las cavernas vigilaban y cazaban en las llanuras de forma parecida, cosa notable, a sus homólogos de hoy en día. Los leones que vivían en los márgenes del desierto de Egipto pasaron a representar los centinelas de los horizontes oriental (amanecer) y occidental (anochecer) y las energías de la disolución y del devenir.

El libro de los símbolos. Reflexiones sobre las imágenes arquetípicas.

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